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UN MARCO PARA UNA REGIÓN / Daniel Cremades Cerdán

Cuando una Región tan definida como la Región Murciana se dispone decididamente a que su identidad sea reconocida, hay un primer aspecto –su delimitación territorial- que no puede soslayarse (…). Un marco para una Región, la Región Murciana, es y debe ser la primera demanda de nuestro Estatuto de Preautonomía, porque, en cierto modo, de la integridad territorial, depende ser o no ser (…). Sin afanes expansionistas ni anexionalistas, Murcia no debe renunciar a lo que es murciano, ni debe abandonar a las comarcas que tiene las mismas afinidades y participan de la misma problemática. El expansionismo y el anexionalismo lo practican las regiones que ciegamente basan su delimitación en la división en provincias. División que históricamente ha venido recibiendo la más dura crítica de los sectores más responsables de España. […]

Desde la experiencia de un conocimiento directo de nuestra Región, he llegado a la misma conclusión que obtendríamos analizando la cartografía confeccionada por la Real Sociedad Económica de Amigos del País. Así, pues, citando por orden los municipios y pedanías que se hallan en el perímetro de nuestra región, e incluyendo los términos en su totalidad, ésta podría ser su descripción:

Linda la Región Murciana desde Águilas a Guardamar con el mar Mediterráneo, y en el interior la separan de las regiones valenciana, manchega y andaluza, los siguientes municipios y pedanías: San Fulgencio, Dolores, Catral, Albatera, Abanilla, Macisvenda, Jumilla, Yecla, Fuente Álamo, Tobarra, Hellín, Liétor, Ayna, Fuente del Taif, Riópar, enclaves de Siles, Benatae, Orcera y Segura de la Sierra, pedanía de Río Madera de Segura de la Sierra, Santiago de la Espada, Losa, Cortijada de Montilla, Puebla de Don Fadrique, La Toscana, Topares, María, Vélez Blanco, Vélez Rubio, Puerto Lumbreras y Águilas”.

Esta descripción debe figurar explícitamente en uno de los primeros artículos del Estatuto de Preautonomía […], si bien (para evitar que la negociación con el Gobierno entre por un cauce inviable) se podría admitir que en virtud de la actual división política de España en provincias, la Región Murciana aceptará su actual delimitación provincial, con carácter provisional, de forma que, aprobada la Constitución y articulada la división de las regiones en comarcas, se proceda a consultar a las mismas su adscripción regional definitiva. Este criterio debiera ser generalizado por el gobierno en todos los Estatutos de Preautonomía para conseguir que todas las comarcas naturales de España se adscriban sin condicionamientos a la Región donde deban estar. […]

La Región Murciana o las Comarcas Autónomas del Segura (Murcia, Cartagena, Orihuela, Lorca, Caravaca, Hellín y Yecla) podrían ofrecer un modelo de auténtico regionalismo, al estructurar la Región sobre la autonomía local; desde la autonomía local a la comarcal, y desde la autonomía comarcal a la autonomía regional […].

Ninguna ciudad discutiría la capitalidad de la Región, porque lo relevante, en suma, sería la comarca como unidad territorial, pudiendo radicar la administración regional donde se acuerde por razones de estrategia y proximidad a todo el territorio, pero no por la vía de la imposición […].

Pero lo cierto es que todo sería en vano si esta nueva división de España en regiones, además de que sea marco de un desenvolvimiento democrático, no fuera igualmente marco de desarrollo.

Tengo ante mí un mapa de nuestra Región, y estoy contemplando desde lugares más apartados hasta las ciudades más importantes. Quizá uno de los más graves errores cometidos hasta ahora haya sido contemplar la Región desde la capital de la provincia. Si una palabra “Murcia” ha de significar la Región, será conveniente que comencemos ya a distinguir entre Murcia ciudad y Murcia región. Desde Tobarra a Águilas, y desde Torrevieja a Puebla de Don Fadrique, hay campos, aldeas, pueblos y ciudades que siguen esperando realidades, pero no palabras que nada dicen al campesino y al hombre de la calle […].

Por eso, las comarcas tipificadas por una estructura económica similar deben unirse para afrontar juntas las problemáticas del desarrollo social y económico en su más genuino sentido: desarrollo para todos […].

Una región, como la Región Murciana, integrada por las comarcas autónomas del Segura, puede tener un gran horizonte con una planificación responsable y equilibrada, y con una proyección solidaria como región con las demás regiones de España […].

España no debe ser víctima ahora de una división territorial que solamente sirviera para distinguir las regiones ricas de las regiones pobres. Quienes tienen la grave responsabilidad de elaborar la Constitución habrán de tener especial cuidado en que el armónico desarrollo de todas las regiones quede salvaguardado, porque la Constitución deberá ser igualmente obra de la democracia.

(LÍNEA, 17 de enero de 1978)

 

 

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