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Nuevo intento regionalista en Murcia

A principios de octubre la prensa daba la noticia de la presentación a los medios de comunicación de un nuevo partido político de carácter regional y veremos si regionalista. La noticia, en principio, puede resultar ilusionante, aunque conlleva evidentes riesgos de tropezar otra vez en las mismas piedras que han tropezado iniciativas similares en el pasado.

Presentación de UDeRM en la ciudad de Murcia (octubre 2006)

Los precedentes de proyectos como los de Unión Democrática de la Región de Murcia o los de la aún non nata Unión Murciana terminaron todos en una experiencia frustrante, tanto para los promotores de esas ideas como para la sociedad a la que iban destinadas. De entre ellas, podríamos destacar la del Partido Murcianista, que fue quirúrgicamente desmontado en una operación que aún no tienen clara ni siquiera las personas que estuvieron muy cerca de la dirección de aquella iniciativa (dedicaremos a este evento un artículo específico).

El hecho de que no exista en la Región de Murcia ningún instrumento político capaz de llevar la voz de la sociedad murciana a las instituciones tiene que ver tanto con los elementos de desmovilización patológica de los murcianos como con las erróneas estrategias y metodologías que las anteriores iniciativas regionalistas llevaron a cabo.

Es por eso que recae en los promotores de las actuales propuestas de formación política una responsabilidad doblemente cargada: tienen que ser capaces de adoptar la transparencia y corrección que exige una alternativa como la que proponen; con la dificultad añadida de no partir de cero, sino de mucho más abajo, por esa frustración que sus predecesores dejaron sobre todo en los sectores sociales cuya sensibilidad hacia su tierra les inspira la necesidad de un instrumento como un partido político no sometido a intereses ajenos a nuestro país.

Cualquier partido político que nazca con esta vocación de representación neta de la voz de los murcianos debe poseer un armazón teórico-político sólido, y ser capaz de expresarlo con claridad, para que pueda ser asumido por personas que, teniendo la sensibilidad de afirmación de su tierra, necesiten encontrar una construcción teórica objetiva que sea el pilar de ese sentimiento. Esta construcción teórico-política debe formar parte de los propósitos fundacionales de esa fuerza política, ya que sin ella quedaría en un mero intento folclorista llevado a la política. El sentimiento es importante, pero es imprescindible el esfuerzo de abstracción y teorización ideológica.

Desde JARIQUE pensamos que un partido de corte regionalista/nacionalista debería formular como objetivo: EL REPLANTEAMIENTO COMPLETO DE NUESTRO HECHO AUTONÓMICO. No olvidemos que es desde la promulgación del Estatuto de Autonomía cuando los murcianos tenemos personalidad jurídica como pueblo.

El desarrollo e incluso la reforma profunda del Estatuto de Autonomía de la Región de Murcia no va a ser suficiente para configurar al sujeto político, ya que hasta ahora lo único que se ha conseguido es crear una burocracia opaca a la sociedad. Se hace necesaria una auténtica construcción constitucional que debe apoyarse en dos pilares fundamentales:

  1. La difusión y formulación de una CONCIENCIA HISTÓRICA. Una formación regionalista/nacionalista debe apoyarse de forma unitaria y sintética en aquellos episodios históricos que forjan la identidad murciana, de los que la sociedad no tiene prácticamente ningún conocimiento.
     
  2. La difusión y formación de una MEMORIA CULTURAL, cuyo eje fundamental es la recuperación de nuestra lengua como forma más íntima de concepción del mundo de los murcianos; asimismo la literatura y el resto de manifestaciones artísticas y etnoculturales.

Ese partido regionalista/nacionalista debe concebir claramente que nuestro desarrollo como pueblo no puede basarse exclusivamente en el diseño de una entidad jurídica, sino que precisa de la formulación de esta CONCIENCIA CULTURAL que hemos descrito.
 


MEMORIA para comprender y conocer nuestro PASADO

CONCIENCIA para forjar y definir la identidad que debe poseer cualquier grupo humano,
y así comprender y conocer nuestro PRESENTE

PROYECTO intelectual y político para poder decidir y elegir nuestro FUTURO
 


El nuevo partido político debe además enfrentarse y plantearse como objetivo la superación de un tremendo escollo: la alarmante pasividad civil e intelectual del nuevo sujeto político, la CARM, en cuanto a la definición de su futuro.

Se enfrenta además a un momento político que neutraliza en gran medida nuestras posibilidades de futuro, pues a los errores e indefiniciones del pasado hay que añadir la situación actual de involución de las libertades democráticas, la corrupción, el debilitamiento de Estado de Derecho y, al final, la sustracción a la sociedad civil de su participación en el diseño de su propio futuro, para el que se están demostrando inútiles los actuales partidos (estatales), que son el medio de participación política por excelencia. A esto hay que sumar el papel de los medios de comunicación regionales.

Toda esta situación nos trae como resultado una auténtica banalización de lo murciano, así como una neutralización de su perfil histórico. La CARM y los partidos políticos estatales juegan un papel de administradores de la inconsciencia murciana.

Frente a todo este proceso de trivialización se hace imprescindible una alternativa de análisis y reflexión en cuanto a la construcción de nuestra identidad para poder definir e iniciar un proceso de crítica y cambio, que vaya más allá de meras técnicas mediáticas y de marketing y se aleje de las simples inducciones al comportamiento en que se basan las técnicas publicitarias.

En definitiva, su programa debe tener como base una ampliación de conciencia que tiene que apoyarse por otra parte en una redefinición del multiculturalismo de los murcianos (recordemos cómo la exposición “Huellas” sólo se basaba en la vertiente castellana y cristiana).

Ese partido debe proponer la apertura a esas memorias (histórica y cultural), hasta ahora deprimidas y reprimidas, que nos haga superar ese estado de inconsciencia que impide nuestro desarrollo.

El estado de consciencia al que debemos tender debe tener como base el reconocimiento de nuestra historia multicultural, multilingüística y multirreligiosa (tan forjador de lo murciano es Alfonso X como Ibn Arabí). También debe basarse esa consciencia en una crítica clara del absolutismo y del colonialismo y en una defensa de la soberanía y de la igualdad social. En resumen, una reformulación de los valores emancipadores de la Ilustración frente a la crisis intelectual de nuestro tiempo.

Diego de Ramón, líder de UDeRM

Como conclusión, cabe destacar de las iniciativas susodichas el mérito y la capacidad de riesgo de sus promotores, que ponen sobre el tapete todo su prestigio personal, profesional y, en algunos casos, económico, en el desarrollo de unas iniciativas que consideran útiles para sus conciudadanos, y en las que inevitablemente creen desde el momento que dan un paso tan complejo y arriesgado como la formación de un partido político.
 

 

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Actualización: 05/11/2006